Colonoscopía

La colonoscopia es un procedimiento médico fundamental utilizado para examinar el interior del colon y el recto con el fin de detectar posibles enfermedades, como el cáncer colorectal, pólipos, inflamación, úlceras o sangrados. Durante este procedimiento, el médico utiliza un colonoscopio, un tubo largo y flexible con una cámara en su extremo, que permite una visualización detallada del revestimiento del colon.

El procedimiento de colonoscopia se realiza bajo sedación, lo que asegura que el paciente esté cómodo y relajado durante la exploración. El colonoscopio se introduce a través del recto y se avanza cuidadosamente hacia el colon. A medida que el colonoscopio se desplaza por el intestino, las imágenes se proyectan en una pantalla, lo que permite al médico examinar cualquier anomalía y, si es necesario, realizar procedimientos terapéuticos, como la extracción de pólipos o la toma de biopsias para análisis adicionales. Además de ser una herramienta diagnóstica, la colonoscopia es una excelente opción para la detección y prevención del cáncer colorectal, ya que los pólipos pueden ser eliminados antes de que se conviertan en malignos.

Una de las principales ventajas de la colonoscopia es que es un procedimiento mínimamente invasivo, lo que implica un tiempo de recuperación relativamente corto y un riesgo bajo de complicaciones. Aunque algunos pacientes pueden experimentar molestias leves después del procedimiento, en general, la colonoscopia es bien tolerada. Se recomienda realizarla de forma preventiva a partir de los 50 años o antes si existe un historial familiar de cáncer colorectal o enfermedades intestinales.